Lección 1: Lunes 2 de abril - Más que conocimiento intelectual - Audiolibro Escuela Sabática
Aunque no podemos explicar por qué surgió el mal (ya que no hay justificación para su existencia), la Biblia revela que comenzó en el corazón de Lucifer en el cielo. Además de las fascinantes revelaciones que obtenemos de los escritos de Elena de White (por ej., ver CS, cap. “El origen del mal”), la Biblia no nos dice mucho más acerca de cómo comenzó en el cielo. No obstante, la Palabra de Dios es más explícita en cuanto al modo en que surgió en la Tierra.
Lee Génesis 3:1 al 7 ( CB ) . ¿Qué sucedió aquí que muestra la culpabilidad de Adán y de Eva en lo que ocurrió?
Lo triste de esto es que Eva sabía cuáles habían sido las palabras de Dios. Ella las repitió: “Del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (Gén. 3:3). Aunque la Biblia no menciona nada en cuanto a tocar el fruto, ella sabía a ciencia cierta que comer de él conduciría a la muerte.
Satanás, entonces, abierta y descaradamente, contradice estas palabras.
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis” (Gén. 3:4).
¿Podría haber un contraste más marcado? Aunque el planteamiento de Satanás fue sutil al principio, una vez que captó la atención de ella y vio que no se resistía, desafió en forma abierta el mandato del Señor. Y lo trágico es que Eva no estaba obrando desde una posición de ignorancia. No podía decir:
“No lo sabía, no lo sabía”.
Porque ella sí lo sabía.
Sin embargo, a pesar de este conocimiento, ella actuó mal de todos modos.
Si, incluso en el entorno perfecto del Edén, el conocimiento no fue suficiente en sí para evitar que Eva (y luego Adán, que también sabía la verdad) pecara, no debemos engañarnos al creer que el conocimiento alcanza para salvarnos ahora. Sí, tenemos que saber lo que nos dice la Palabra de Dios. Pero, además de saber, necesitamos la clase de entrega en la que también obedecemos lo que nos dice.
Dios dijo una cosa, Satanás dijo otra. A